Dondequiera que se enciendan los corazones, dondequiera que se enciendan las luces, dondequiera que brillen las llamas, el Espíritu Santo es la mecha. Dios es la luz, el hombre es la vela y el Espíritu Santo es la mecha.
-François Garagon
Me complace y me emociona presentarles esta medalla de plata fina con el nombre de ROMA, a la que tengo un cariño especial. Quizá por su increíble luminosidad.
Seguramente tienen la mirada puesta en la vidriera de la Basílica de San Pedro, el Espíritu Santo luminoso que viene hacia nosotros. Esta es mi versión, en una joya contemporánea de la fe, de esta vidriera conocida por todos, que habla a la vez de la universalidad de la Iglesia y de la luz inalterable de Dios que ilumina la vida y las almas. La versión original es en oro, pero he hecho esta versión para quienes prefieren el brillo de la plata.
Que esta joya sea fuente de inspiración para nuestro deseo diario, con la ayuda del Espíritu Santo, de crear luz en nosotros mismos y a nuestro alrededor.
Medalla del Espíritu Santo en resina y pan de plata.
Círculo plateado. 20 mm de diámetro, 1,5 mm de grosor.
La hoja de esta medalla está protegida por la resina.
Cada medalla tendrá su poesía particular, con las ondulaciones o ligeros pliegues de la sensible hoja metálica, como nuestros corazones.